Llueve
...
El mundo ya no es el mundo
es de otro color
es de otro aroma
está mojándose por dentro
está cambiando
se está empapando
no respetan ni el silencio
no respetan la noche
no respetan la luz
llueve
por fin ha rebosado el cielo
y el mundo está cambiando
se ilumina todo
solo un momento
y se rompe con fragores el aire negro
truena
y truena
y vuelven las aguas
a cambiar el mundo
inútil llorar, el sol se ha marchado
inútil llorar
las lágrimas se mezclan con la lluvia
llueve
que no pare en un mes
que llueva
para que el mundo cambie
23 comentarios
ayudante de campo del centurión Laco -
Nada que no cure una buena cerveza. Fria.
toi script para Irene -
toi driving with Driver -
Gracias Driver por atender mis requiebros y peticiones, sabiendo que andas liado por esos kilómetros de Dios.
No sabes cómo me apetece escuchar aquel relato tuyo de la noche que pinchaste en el sur de Italia y te quisieron robar...unos carabineros.... ¿te acuerdas?
Gracias por tus tesoros.
Abajo las banderas, arriba el mes de abril.
toi -
Otro tema era la guasa que tenía mi madre.
toi gato panzarriba -
la tormenta brutal y enoooorme fue lo que inspiró esta entrada
solo una vez he escuchado ese sonido, fue estando en la feria harán unos veinte años, y recuerdo que todo el mundo se tapó las orejas y se agachó un rato, hasta que se les pasó el susto.
Pero esta vez no ha sido uno, han sido decenas. En casa las tormentas son acontecimientos, salimos todos al jardín a empaparnos y alucinarnos con el espectáculo.
Gracias por todas tus palabras.
toi con alitas -
como siempre gracias por recordárnoslo
Laco -
Ni un beso.
Estoy cansado.
Para Driver. Irene -
Por mí olvida la papaya, pero, por favor, no dejes de escribir nunca.
Bastet to Driver. ¡Va por tí, camionero! -
A Toi. Irene -
La primera vez que la vi fue -creo- en el 89, en un video VHS. Desde entonces la he visto troppo, troppo, troppocientas. Es fabulosa. Es...
Casta Niebla -
Toi me mata suavemente con su canción. -
Toi me mata suavemente con su canción.
Por más que le explico que voy pillado de tiempo, que tengo que encontrar una papaya para Irene,hacer un curso urgente de noruego para explicar lo de las naranjas y que Bastet se quede agusto, llegar a tiempo para coger el ferry,...y no pegármela; va el tío y me encarga otro relato urgente para un amigo que se fue hace mucho a Barcelona, que volvió y puso una empresa de transporte en Sevilla, y que el encargo es, lo reproduzco textual, para que veaís los envolaos en los que me mete Toi:
"quiero encargar un relato, con dos camioneros, en los que se haga un análisis del sentido de las banderas en el mundo actual, unas imágenes periodísticas del conflicto vasco y que acabe con una señora pariendo".
¿Es un envolao, o nó?.
Como soy fiel al gran jefe Toi, haré lo que pueda.
BANDERAS DE NUESTROS PADRES.
¿ De qué hablan dos hombres en una cabina de un camión entre Oslo y Fuenterrabía?
_ Oye gordo, ¿tú sabes cual es el nacimiento de una nación?
_Si sigues con el mariconeo, te bajas,hago turno doble y men doso tus taleguillos.
_No en serio, ¿tú lo sabes?
_Pues claro que lo se, todo el mundo lo sabe;ves, ése del mercedes lo sabe, el del peaje lo sabe, el alcalde de mi pueblo ha escrito una enciclopedia sobre el nacimiento de una no, de treinta naciones.
_Pues dímelo .
_Es muy fácil, veras: al principio es un caos, luego surge el héroe de los huevos y trata de poner orden, luego vienen los tiros y la traca , a continuación la rubia se pira con el vecino de arriba que es contable de la mahou, viene el cura y se prepara unos huevos revueltos con chorizo y.. yastá, nace una negra, atardece y aparece el the end. To muy bonito. La gente llora salen del cine y a casa a cenar que son las diez.
Para desplazarse desde Suecia hasta Dinamarca había que cruzarlo. Un largo puente de dieciocho kilómetros de longitud, que atravesaba el mar, apoyado en islotes artificiales, desafiando los límites.
Fue construído en los últimos meses de un milenio que concluía. Lo fabricaron en Cádiz, en hormigón aligerado, y fue transportado en barco, pieza a pieza. Lo montaron españoles descendientes de aquellos fulanos, que en la época del Emperador Carlos V, se habían paseado por aquellas mismas tierras, sembrándolas con los higadillos de los enemigos del Imperio. Aquellos enemigos del Imperio, cuyos descendientes se tostaban ahora en alguna playa de la España de las Autonomías.
La cuestión era la siguiente: si cruzas el Mar del Norte, lo más probable es que sople un viento de narices; si sopla un viento de narices, lo más probable es que conducir sea difícil ; si a eso le añadimos que el trazado del puente es sinuoso - los islotes de apoyo estaban situados donde se pudo encontrar sustrato firme-, y le sumamos que el tablero se encontraba a más de veinte metros de altura - los barcos tenían que poder pasar por debajo- , el atravesarlo se convertía en una cuestión delicada.
_ Oye Driver, vas a conducir tú. Ahora viene el puente, y quiero saber de qué pasta estás hecho.
_ ¿Todavía no lo sabes?.
_ Pues no capullín. Una cosa es jugar con una ambulancia y otra cosa es correr mundo conmigo.
El Gordo se sentó donde el copiloto. Se puso el cinturón de seguridad y le dijo al Driver.
_ Ahora crúzalo. Traza las curvas con precaución, como si fuesen de una buena hembra, con enérgica suavidad. Cuidado con el viento, que te va a dar por todos lados. No la cagues, que si frenas bruscamente y el camión nos hace la tijera, nos vamos abajo como que existe un Dios.
_ No sabía que fueses creyente Gordo.
_ Creyente o no da igual. Los que hicieron el puente están ahora en Cádiz, inflándose a fino, que son los Carnavales. Y yo estoy aquí en la puta cabina.
Aquel dieciséis toneladas embocó el puente. Driver aferró el volante con suavidad enérgica. El viento venía del norte, es decir de culo. La primera curva era a derechas, amplia. Así que el empuje del viento fue pasando de atrás al costado derecho, suavecito, suavecito.
Las gomas se aferraban al hormigón ruletado del firme. El eje trasero empezó a vibrar. Driver se concentraba en conducir con suavidad.
Veintidós metros por debajo un carguero llevaba chatarra desde Finlandia a Portugal.
Aquel mar era frío. Su azul oscuro delataba profundidad. Profundidad fría. Abismal. Fría profundidad abismal, en una palabra.
No era ni mucho menos la adrenalina de la lucha contra el cronómetro de la ambulancia. Era diferente. Como si llevaras un enorme elefante a través de un sendero, y alguien te empujara, un rato de lado, otro por atrás, otro por delante. Como si tuvieras que dirigir a un grupo de escolares a través de una feria, y en cualquier momento se te pudieran escapar uno, o dos, o todo el grupo. Como aquel día que María salió del mar y se sentó a tocar el piano en un taburete, y las patas de pino del taburete se hundían bajo el peso de la María y ella se puso a aporrear fuerte, y cuanto más fuerte lo hacía más se hundían las patas, y el taburete se inclinaba cada vez más, y su cadera se inclinaba al lado contrario para equilibrarse sobre la marcha, y así no dejar de tocar.
Driver le cogió el truco al puente.
Allí, en el punto más alto del mismo, en un indeterminado lugar entre Suecia y Dinamarca, azotado por el viento del norte que ahora venía de frente, viendo las praderas azules desde la altura de un séptimo piso, galopando la máqina del Gordo. Allí , justo allí arriba , se acordó de todas las Marías del mundo.
_ La próxima vez nos pillamos el Ferry. Se me han puesto en el galillo, Driver.
_ Calla Gordo, calla Gordo, no me jodas el momento.
.
Decisiete horas después de cruzar aquel puente, el Gordo y Driver llegaron a Fuenterrabía.
La nacional cruzaba la ría a través de un viejo puente de hierro y roblones.
Era el mismo día para todos. Un día que empezaba con un tímido sol entre los viejos montes de una tierra brava.
A la entrada , una caravana. Todos parados.
Los jóvenes de aquella tierra protestaban porque no estaban conformes con su presente, desconfiaban del pasado y pretendían meter caña al futuro.
La policía vasca intentaba poner algo de orden entre las barricadas y un autobús urbano ardiendo en el infierno.
Los comerciantes habían echado los cierres.
La calle ardía de odio.
Aquella atmósfera era inquietante; el humo del conflicto se mezclaba con la bruma de la mañana.
Se veían grupos corriendo, caras serias, miradas tensas. De los cuatro jinetes del Apocalipsis, dos se estaban tomando unos chupitos y dos estaban liados a hostia limpia.
Driver y el Gordo pararon en la gasolinera en cuanto que vieron el tomate. A verlas venir.
El odio, esa sensación fría y contagiosa, flotaba en el ambiente y se colaba por los poros de la piel. A cada cual lo suyo. Un odio libre y salvaje, como la muerte. Un odio tenaz y persistente, como la historia. Un odio absurdo y vital, como la guerra.
A cada hijo de vecino le daba por algo. A unos por el orden constitucional, a otros por la patria y a unos pocos por la goma dos.
Cada uno con su puta bandera de mierda. Creyendo ser mejor que los demás. Y en su justo derecho de decirlo a los cuatro vientos.
Así estaba la cosa cuando llegó una ambulancia a la gasolinera. Salió un pardillo y fué a preguntarle al encargado que qué pasaba. Que había jornada de lucha, que la policía estaba dando tralla, que la nacional estaba cortada. El pardillo dijo que llevaba a una parturienta con tres centímetros de dilatación. Que tenía que pasar el puente para llegar al hospital. Que la cosa estaba complicada. Que tú mismo.
Que llegó un cuatro por cuatro con dos niñas pijas. Que el Driver miró al Gordo muy serio. Que el Gordo miró al suelo y dijo : No me jodas Driver.
Que por los ojos del Driver pasaron en un minuto todas las banderas del mundo, las rojas de las películas de la Revolución rusa, las de barras y estrellas de las americanadas del cine del barrio, la nacional del día de la jura en la mili, el anagrama de la empresa de ambulancias, las ikurrriñas de los jóvenes de aquella tierra ; todo el mundo tenía su bandera. Seguro que San Dios estaba en el cielo con su bandera también.
No me jodas Driver, no me jodas
La cuestión era que para cuando el Driver pudo empezar a pensar, ya habían pasado demasiadas cosas.
Driver, deseoso de una bandera que echarse al hombro, había cogido una de la gasolinera, con su gordo michelín y todo, y la había atado a la antena del cuatro por cuatro de las pijas.
Señora, nos vamos , le dijo el Gordo a la parturienta mientras le ayudaba a salir de la ambulancia, ante la atónita mirada del pardillo.
No me jodas Driver, no me jodas- mascullaba entre dientes el Gordo-.
El Driver sacó a las pijinas del cuatro por cuatro, ayudó al Gordo a meter a la parturienta , se encaró con un policía que se acercó con el ánimo de salvaguardar la propiedad privada de las pijas y acabó en el asiento de atrás del cuatro por cuatro con un gotero en la mano y diciéndole a la señora que no se preocupara, que él representaba a la autoridad.
El Driver se acercó al Gordo, le dió las llaves del cuatro por cuatro y le dijo: Toma, conduce tú ,que ahora soy yo el que quiere saber de qué pasta estás hecho.
Ahora atraviesas el puto puente y no te paras hasta llegar al hospital.
El Gordo engranó primera, levantó el pié del embrague y arrancó.
La bandera de Michelín era grande, fondo azul con gordo michelin de color blanco. Driver lo vió claro desde el asiento del copiloto. El flamear de la bandera. La cara de confusión de la gente ante aquel extraño vehículo que avanzaba en mitad del caos. El hostión que el Gordo le pegó a una barricada para poder pasar al puente. La pedrada que alcanzó el parabrisas, y los doscientos cincuenta mil trocitos a los que quedó reducido. El hostión que el Gordo le dió al parabrisas para que se rompiera del todo. El frío de pelotas que hacía al atravesar el puente sin parabrisas.
Nueva barricada al final del puente. Señora agarrese bien que le dijo el Gordo a la señora que se agarrase bien. El policía que se cagaba por la patilla.
El Driver que le dijo al Gordo que los tenía en el galillo.
_ Calla, calla Driver, no me jodas el momento.
..
Era el mismo día para todos. Un día que empezaba con un tímido sol entre los viejos montes de una tierra brava.
Cosas que pasan.
Atentamente. Driver que no llega ni de coña al Ferry.
Bastet to Casta Niebla -
Por estas tierras de Andalucía no pasa eso. Pero creo haber reconocido lo que cuentas en alguna ocasión por nuestro norte, por algún pueblo de Santander. A lo tonto, a lo tonto, llegué al hotel hecha una piltrafilla. ¡LLevaba todo el día mojándome, y no me había dado cuenta!, jejjeje.
Un saludo desde este continente, ¡y feliz primavera!
From: Casta Niebla To: Bastet -
Garúa suave es una redundancia en realidad.
La Garúa es una llovizna, cuando es una mezcla de rocío, neblina y lluvia. Es liviana... y parece que estuviera en suspención coloidal en el aire. Pero moja... cuando te das cuenta, estás empapada!!!!
Bastet for Casta Niebla -
Bastet for Driver -
Explícale a los noruegos que en la etiqueta donde pone "Naranjas de Valencia" en realidad debería poner "Naranjas de Brenes".
¿Sabéis que el pueblo de Brenes, aquí, cerquita nuestra, es el mayor importador de Naranjas a Valencia?. Sip. Esas que luego se venden como "Naranjas de Valencia" en el resto de mundo.
¡En fin, cosas de andaluces!...
¡Si es que no tenemos arreglo!
¿Verdad, Toi?
Casta Niebla -
El Romance del Prendimiento Antoñito el Camborio en el Camino de Sevilla...
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
Parece que desde chiquita había algo que me unía a Sevilla, ;)
Ah... y les voy a contar un secretito... mi mamá mete su naricita por acá para leer a Toi y a los cuentos de Driver. (Pero disimulen, porque es tímida y no quiere escribir, así que... como si no les hubiera dicho nada eh?)
Driver camino de Oslo -
Más o menos era así.
LLUEVE EN EL SUR, TOMAMDOME UN TOMATE.
Antonio Gómez, conocido en los círculos taurinos de principio de siglo como "El lagartijo", se dirigía a la plaza de Linares, aquel 16 de agosto de 1.914.
Una vez en la plaza los acontecimientos se precipitaron: el camión que conducía a las reses se estropeó a 40 km de la plaza, el presidente de la corrida tuvo un acceso de asma que le impidió acudir, los músicos habían perdido sus instrumentos en el límite de la provincia de Jaen, los caballos estaban enfermos por un inoportuno virus; y para mejorara la situación y dado que el cambio climático era entonces un sueño lejano, empezó a llover estrepitosamente.
Los periodistas acosaban al Lagartijo, buscando carnaza para sus diarios.
Y fue entonces, cuando el valiente maestro sentenció:
"Lo que no puede ser, no puede ser; y además es imposible".
En medio del fracaso, aquel hijo del sur mantuvo su dignidad, incluso fue capaz de sacar un poco de sabiduría.
Tal vez el equilibrio sea esto, esbozar una ligera sonrisa en medio de la batalla, y pensar que hay más días que longaniza.
Sentarse al resguardo de la lluvia, cortar parsimoniosamente un tomate, sazonarlo con sal y comértelo sin prisas.
Atentamente: Driver intentando llevar naranjas a Oslo, que me pilla el toro.
Casta Niebla -
Hemos tenido una semana de lluva ininterrumpida por estos lares.
Ya ha salido el sol, pero esa semana tuvo desde granizo y rayos formidables, hasta garua suave...
Para nosotros, es la tormenta que siempre llega para Santa Rosa y marca el inicio de la primavera...
Para ustedes... feliz comienzo de otoño!!!!!!!!!
Bastet for Toirunner -
Por tu cielo no sé, pero por el mío era todo un espectáculo. Hacía años que no veía rayos así, creo que desde que era chica que me alucinaban las tormentas.
En fin. Por fin vino la lluvia y el aire fresco. En horas buenas.
Por cierto tu blog se ha convertido en algo tan dinámico como tú mismo, querido amigo.
Toi nexus 6 -
bien visto Irene
ese diálogo inmortal, monólogo más bien, lo improvisó sobre la marcha Rutger Hauer, para cabreo de Ridley Scot, lo que pasa es que luego le gustó tanto que afortunadamente lo dejó.
Otra curiosidad: cuando suelta a la paloma, para consternación de todo el ignorante equipo, se fue al suelo y se puso a caminar mientras ululaba... no sabía que las palomas son incapaces de volar mojadas. Tuvieron que rodar mas tarde el vuelo del alma de Roy, sin lluvia.
Es hora de morir.
Irene -
(...)inútil llorar
las lágrimas se mezclan con la lluvia (...)
No sé... me han recordado la mítica escena de Batty en Blade Runner:
"Yo... he visto cosas
que vosotros no creeríais...
(...)
he visto rayos C
brillar en la oscuridad
cerca de la puerta Tannhäuser.
Todos esos momentos
se perderán en el tiempo
como lágrimas en la lluvia."
Reailia -
Juan Manuel Serrat:
A veces llueve en el corazón
y no sabes muy bien por qué.
A veces llueve y sale el sol
llueve y no quiere llover
pero le gustaría.
Llueve en tu corazón y nada más
sin prisa ni reposo.
A veces llueve y no hace barro.
Llueve sin rayos y sin truenos.
Y el alma huye como un perro solitario
que no encuentra cobijo en ningún lugar.
A veces llueve sin hacer ruido
y llueve, y llueve,
y llueve en el corazón.
Y hay leña en el hogar y carne en el plato
y entre las sábanas duerme un recuerdo grato.
Pero nada de esto es suficiente:
cuando quiere llover llueve
y llueve, y llueve,
y llueve en el corazón.