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shakuhashi

Al final, siempre puedes cantar con el Sordo

 

...

Volvíamos el Beades y yo de madrugada de quehaceres profesionales, por esas carreteras de Dios, conversando de lo divino y de lo menos divino, cuando se nos metió en el coche, en la conversación, el amigo Luis De Beethoen, conocido en sus tiempos como El Español, por lo malcarado, lo renegrío, por lo malhumorado, por lo bajito... y por lo genial, añado rotundo, que tal era la imágen que tendrían por esos años de nosotros (de nosotros en realidad no, de nuestros tatarabuelos) en la hipócrita, aburrida, triste Europa.

Además venía cargado con balas que hieren: su piano. Una grabación muy antigua empezó a sonar en el radiocassette de mi coche, que harto de robos ha regresado a la prehistoria de las cintas de cassette.

Si Beethoven es maravilloso siempre, lo es más cuando desmigaja las teclas del rey de los instrumentos, cuando lo desnuda entero para nosotros.

Y me demostró el carácter milagroso de su música porque hasta Beades estuvo callado mientras sonó ese piano tocado por Barenboim, que nos tiene malos dedos.

Era el conocido concierto para violín, pero en una trascripción que el mismo Sordo Divino hizo cuando le encargaron el sexto concierto para piano y ya no tenía ganas de componer pero sí ganas y necesidad de trincar pasta gansa por el encargo.

Es una pieza excepcional. El piano juega con la orquesta, se persiguen, se esconde, bailan juntos... que siempre me hace reir imaginarme a los sesudos, solventes y serios profesores con sus fracs y sus pajaritas tocando esa música tan divertida, tan imaginativa, tan inteligente, tan juguetona. (Eso es más evidente en el Triple Concierto... pero esa es otra dimensión de la que intentaré hablar otro día).

Pero lo que quiero deciros que, al final, más allás de Vivaldi, de Pergolesi, de Vitoria, de Bach, de Mozart, de Gorecki, hasta de Debussy y de Schubert, mucho más allá de Brahms el inmenso, lejos, en las estrella, brilla Beethoven. Y siempre que lo he necesitado ha aparecido, para salvarme, para cantar conmigo.

Recuerdo mi primera (que melodramático suena) depresión, cuando me enteré que mi hermana tenía cáncer, que me ayudó a navegar esas negras aguas un caradura genial llamado Neruda... la poesía, siempre la poesía.... pero la otra noche, mientras Alfanhuí volaba lejos, y Beades estaba a mi vera, nuestro maravilloso Sordo también estaba con nosotros.

Y eso siempre se agradece.

9 comentarios

adaldrida -

qué maravilla de entrada!!! GRacias por las balas que hieren.

Reailia -

vale, muy bien y ahora ¿cómo se pronuncia Hannover?

Si es que esto os pasa por no escribir todo seguido en español; que llego a una palabra, no se si la estoy pronunciando bien o mal en mi cabeza, me atranco y ya no puedo seguir...... ;-)

Casta Niebla -

Silet Beades... jajajajaja
No words...

Pergolesiiiiiiii cuando tenía 16 años cantamos con el coro (sólo las chicas) el Stabat Mater de Pergolesi. Me santa madre y mi santo padre, que en esa época andaba bien; fueron al concierto. Desde ese día mi mamá me dijo que no iba más a un concierto del coro.
Si hubiera sido Beethoven, seguro hubiera querido seguir yendo.

pipino pescatore -

Se pronuncia Fon Fiftofen. Lo sé por una alemana que me lo dijo. Lo que sucede es que la pronunciación del alemán depende mucho de la región. Por ejemplo Richard Wagner es Rijar o Richar según sea pronunciado en El palatinado o en la Cuenca de Ruhr, aunque la e palatal frisa al biés según se mira a poniente o hacia Alsacia, Los Vosgos y los restos del Sacro Imperio Romano Germánico, de tanta tradición Logobarda, como sabéis todos.

Pues sí, yo a estas alturas de la vida ya me lo creo todo, incluso que Beades guardara siete segundos de inaudito silencio.

toi -

no se alemán, solo un poquillo que bien manejao puede parecer mucho, pero es pura falacia. Ya nos lo aclarará mi niño (a quien tanto extraño) cuando vuelva de Hannover), pero lo que sí que tengo claro que no se pronuncia ni con fonética española, betoven, ni muchísimo menos inglesa, bizoven, qué horror.
Más bien me inclino (en este instante dejo de escribir y en efecto, me inclino) a pensar que debe ser algo parecido a betofin... creo.

La fortaleza... con alguna tronera por donde escaparse de vez en cuando, para acabar siempre volviendo a la fortaleza....

toi -

c) ida de olla...? Jarl?
poesia pura, pero sobre todo dura?

d) son amarillas las trebillas de tu falda?

e) la negra noche es negra o solo gris oscura?

f)Jarl?

Reailia -

Beades callado......¡anda ya! eso si que no me lo creo.
Jejejejejejejejejejeje ;-)..
Si Beethoven levantara la cabeza....:-) tampoco podría oir a Beades. jejejejejejejejejeje :-]]

P.D ¿Se pronuncia betoven o bizoven?

Diego -

Homero.Ilíada.
Resumen del poema épico:Fortaleza.
Bella fortaleza.
...
Me encantó compartirla contigo.
Ahora te toca compartirla a tí.
La épica es así.
Corre de generación en generación.

pipino pescatore -

d)
No hay necesidad de vigilar ningún camino, sólo poder caminarlo.
No hay materia filosófica en el agrio suspiro de las sombras, ni la música heroica que consiga hacer estallar el mundo y su infierno.





b)
Sólo me resta trabajar para no morir por la fuerza, pues el dolorido sentir de la victoria sólo se produce cuando se es persona.


XL

EPÍLOGO

a)

Luego entonces será mejor no pensar.
No sufrir.
Ser normal.
Ser vulgar si se tercia.
Ser tan mortal como aparentan serlo los mortales.
Dejaré atrás el alma, en el camino por donde voy perdido.
Me obligaré a caminar con todo mi valor para reconstruir el templo de mi cuerpo, y también para demostrarme que no tengo frío, ni tampoco miedo por encararme con el destino que más temo.
Me convenceré de que nosotros hemos dejado de existir, y el asunto que nos ocupa ya no es sino un pretexto de poeta ciego.
Será cuestión de fe.


B)

No me queda nada más que decir ni cosa en la que pensar.
Nada.
Ni amor definitivo, ni sangre que grite entre las ramas,
sobrevuele las rocas temerosas,
esculpa farmacias entre libros demediados,
anide entre árboles perfectos o cualquier cosa diferente del aliento de tu falta.
Otro día sobre la espalda. Otra noche callada dentro del alma.
A la espera de la palabra exacta, camino sin ánimo de enmienda para ser meta de amor, para ser, al fin y al cabo, nada.