La vista
De nuevo ir a la provincia de Cádiz me reconcilia con los sentidos.
He ido en un viaje relámpago a trabajar, a hacer fotos. Casas antiguas rehabilitadas.
Desde las azoteas (vamos a la cubierta dicen los encargados, cada oficio tiene su críptica manera de denominar a las cosas) se podía absorver por ósmosis el azul más imposible de la bahía.
Luego, volviendo por la autopista, el sol casi horizontal disfrazaba el mundo de amarillo sobre azul oscuro.
Y no paraba de maravillarme de esta curiosa manera de poseer esos colores: la vista.
Milagro de milagros.
En realidad un mecanismo relativamete sencillo, bastoncillos selectivos de colores, grises, intensidades, en la retina, que lo transforma en impulsos eléctrico-nerviosos a través de un nervio a un cerebro que traduce, corrige perspectivas, calcula distancias, construye escenas, una óptica mágica en el cristalino que enfocan al instante, músculos milimétricos que se adaptan a la intensidad de la luz... un par de ojos para poder calcular la profundidad, para liberarnos de la carcel de las dos dimensiones añadiendo la zeta, el fondo, a la equis y a la i griega, alto y ancho...
Todo en perfecto equilibrio, en vertiginoso balance para poder no solo ver, sino también mirar.
Para sentir la maravilla. Para acaparar lo que Dios dibuja con la luz, y robárselo.
7 comentarios
V -
La acabo de abrir, otra vez.
Besos.
Diego para Pipino -
Donde no llega la técnica llega la poesía.
Sabes que esta última mencanta.
Pero también me gusta la poesía que se escucha en el bar Manolo.
Cuentan que cuando el ser humano llegó a la Luna, la famosa frase."Es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la Humanidad", realmente fue: "Está bien socio, recojamos los piedras y salgamos de aquí cagando virutas".
Poesía de bareto.
pipino pescatore -
A salute.
toi -
Diego, qué ganas de bucear me has provocado, en el cabo de Gata, por ejemplo, pa tomarnos juntos una birras heladas al salir, en la playa desierta, inmensa.
Bien mirado, Beades, y bien visto.
Jesús Beades -
Driver -
Unas simples gafas de bucear, una playa junto a un cabo rocoso, nada más.
La superficie del mar oscila el ritmo cadencioso de las olas. La luz llega rectilínea y se refleja, refracta, oscila y se dispersa de forma aleatoria, chocando sobre la mar caprichosa.
Las olas implosionan en blanco torbellino.
Los corales,algas, arenas y seres vivos, adquieren varias tonalidades por minuto.
Todo depende de si la luz llega por babor o a sotavento.
No hay dos minutos iguales.
Nunca se repiten los colores.
Variación continua y divina.
...
Unas simples gafas de bucear, una playa junto a un cabo rocoso, nada más.
Sólo el silencio.
pipino pescatore -