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shakuhashi

Dicen que ha llegado el verano

Dicen que ha llegado el verano

Queridos niños y niñas, queda inaugurado el verano.

La humanidad del primer mundo al completo se traslada a las playas, y eso que todavía no la han alicatado ni le han quitado la sal al agua, y el mundo tal y como lo conocemos se ralentiza, bajando poco a poco el ritmo hasta parar del todo en Agosto, lo que demuestra que esto está concebido por enemigos, y que en realidad, viendo que no pasa nada, debería ser justo al revés, onces meses agosto y uno de trabajo.

En fin.

 

Estas fotos las tomé un día de lluvia en Chiclana, con la playa vacía.

No hay paisaje mas bonito y ensoñador que una playa vacía.

4 comentarios

toi -

Los escritores franceses de mediaos y final del XVIII hicieron un descubrimiento: que ya no era tan importante lo que se contaba, sino cómo se contaba.
Eso duró poco, apenas medio siglo, pero nos dejó educada la forma, nos enseñó a emocionarnos con el ritmo, el brio, la hermosa manera de contar las historias. El fondo, la historia en sí, sigue siendo crucial, pero si además é ben tovata, mucho mejor.

Leo cada vez que puedo a este señor, Driver, que hoy me honra, en la bitácora de un amigo, en la tierra de nadie, y siempre me ha fascinado.

Hoy, en mi casa, además, me ha emocionado.

Gracias por la historia, y por contarla aquí.

DRIVER -

HISTORIA DE VERANO



Si eres mujer, tienes 47 años, una hija de 22 y un cuñado italiano; es posible que te pase esto.

Aquella mañana la mujer se levantó acalorada, su hija la llamó para decirle que tenía problemas en el curro, Hacienda le mandó un requerimiento para revisar sus últimas declaraciones y para rematar la faena la tierra ardía como en el desierto, y el aire caliente provocaba extraños comportamientos del cerebro, el cerebelo, el bulbo raquídeo y el hipotálamo. Todo un poema.



El cuñado italiano de esta mujer, trabajaba en el concesionario de Málaga de Lamborgini. Se llevaba bien con ella. No eran muy amigos pero se llevaban bien.

Entró en el concesionario con la idea de invitarle a un café. Charlaron un rato. Paolo, el cuñado, era una persona cabal. Lo curioso del caso es que había heredado de sus ancestros el don de la oportunidad. Sabía leer entre líneas.



Ella le contó que la hija tenía un problema en el curro. Paolo miró su agenda, vio que se avecinaban tres días de puente. Miró a su cuñada, introdujo su mano en el bolsillo del pantalón y sacó unas llaves. Se las dio y le dijo: “ Si me lo abollas, me cortan las pelotas; ten cuidado”.



Tres de la tarde de un día de verano antes de un puente. Los 240 caballos del Lamborgini rugían saliendo de Málaga. El sonido acompasado y potente de aquella máquina italiana, se asemejaban al rugido de un león.



Seis de la tarde del mismo día en Despeñaperros. Nuestra mujer paró a repostar y llamó a su hija.”Que te eches algo de ropa, que paso a recogerte”.



Aquella máquina producía a partir de las 4.500 vueltas un ritmo étnico y africano. Por lo menos a ella se lo parecía.



Nueve de la noche en el aparcamiento del AVE en la estación de Atocha en Madrid. Una chica de 22 años se apoya en una columna. Para un deportivo italiano, sale una mujer que besa profundamente a la chica; a la chica se le ilumina la cara. La mujer le dice. “Nos vamos cariño”.



Una de la mañana en el límite de la provincia de Burgos con Santander; la chica duerme el sueño de los Justos, y la mujer conduce el sonido de la noche. No sabe exactamente dónde va. Lo que no le impide sonreir de vez en cuando.



Su cerebro está lo suficientemente relajado. Estar allí en una autovía con su hija le relaja enormemente. Sin perder de vista la carretera, su mente es invadida por parejas de sustantivos y adjetivos que bailan juntos; bosque lluvioso, noches a la luz de las velas, músicas salvajes y étnicas.



En el Concejo de Llanes, en el Principado de Asturias, hay una playa salvaje y bellísima, que se llama Torimbia. Nuestra mujer no conocía esta playa, pero el Lamborgini sí; así que por un cúmulo de casualidades, el deportivo empezó a pensar por él mismo, en contra de toda lógica. Y a las cinco de la mañana, vehículo, madre e hija, se encontraban mirando al mar Cantábrico, aparcados en Torimbia.



A la mujer le hubiera gustado transmitirle a su hija todo lo bueno que sabía. Pero manejar las palabras entre seres humanos, no siempre es tarea fácil.

La chica dormía profundamente, y la mujer se puso a escribir lo que quería hablar con su hija. Escribió una lista de palabras: Amor, confianza, sacrificio, fe, esperanza, felicidad……; cuando llegó a la palabra número treinta, se dio cuenta que la tarea era titánica y se quedo un poco desanimada.



De pronto ocurrió lo que tenía que ocurrir. Se produjo el milagro de todos los días.



Una enorme bola amarilla empezó a asomar tímidamente por el Este. La madre y la hija se sentaron en la arena. Los rojos y los amarillos plateados se escurrían entre las olas mañaneras.



Aquella chica necesitaba un mensaje; y la mensajera llevaba 850 kilómetros en el cuerpo y un papelillo con treinta palabras en el bolsillo.



Asi que ocurrió lo que a continuación les relataré. A esas horas de la mañana, los únicos bañistas que había en la playa eran las gaviotas. A la mujer le apeteció bañarse. Se quitó toda la ropa, se sintió cómoda, se quedó mirando a su hija y le dijo: “Cariño, nunca, nunca dejes que el miedo entre en ti”.

La mujer caminó hacia la orilla del Cantábrico, dejó que las olas le acariciaran y se zambulló en el azul eterno.



Por alguna razón, el mensaje fue bien recibido por la hija, y debido a la persona y al lugar donde le fue transmitido, aquel mensaje fue guardado para siempre en su corazón.



Mientras que la mujer salía del mar para sentarse de nuevo junto a su hija, el deportivo arrancó sólo, se puso a 3500 vueltas, y sorprendió a las gaviotas con un sonido étnico y ancestral.



El sonido de la libertad.



ATENTAMENTE: DRIVER.



Toi -

llevo años sosteniendo la siguiente opinión:
la belleza no solo está en la realidad, y no solo en la obra del artista... es imprescindible que los ojos del último observador también estén capacitados para cerrar el ciclo de la creación, también estén llenos de belleza.

Me repito mucho pero es que es así.

Qué curioso eso de las estaciones dependientes del hemisferio.
Conocí un millonario suizo que siempre vivía en verano, iba emigrando a sus diversas mansiones persiguiendo el sol.
En el fondo debe ser aburrido, yo extraño la lluvia, sobre todo en este larguísimo y terrorífico verano sevillano.

Casta Niebla -

Allá inauguran el verano y yo acá acurrucada contra la estufa... entre libros, apuntes y hojas para escribir. Es que se supone que estoy estudiando.
Pero esas fotos, TOI, cuanta PAZ!!!!
Y cuanta paciencia para esperar el momento justo en que la luz es exactamente como la querés. Admirable.