Frescor Salado 2
Me molesta que el calor de Sevilla, legendario, nos marque tanto el ritmo de los días.
Es un calor que delimita cualquier actividad, que crea paréntesis temporales, que te impide durante muchas horas simplemente ser.
Y claro, por mucho que denostemos las masificaciones, las sombrillas, la suegra y la neverita, es lógico el éxodo veraniego, al menos, si vives en Sevilla, es lógico.
Aunque también permanecer en el horno tiene sus defensores. Todo es cuestión de adaptarse, como hacen las lagartijas. Ir al centro en agosto es un placer, está casi vacío, y no hay casi atascos (casi) y para los que nos gusta el calor desde luego este es el paraiso.
Pero de vez en cuando se puede uno escapar.
El martes fuimos a Chiclana, a Novo Sancti Petri, donde nos acogieron maravillosamente Eva y Vittorio.
Comida (mas bien bebida, cervecitas heladas) en el chiringuito, mirando las olas, sobremesa larga en el jardín de nuestros anfitriones, y, lo mejor, vuelta a la playa para ver ponerse el sol.
Algún día alguien me explicará porque justo cuendo se acerca la hora mágica, el rato mas bello del día, es cuando la gente se marcha a toda prisa de las playas, cargaitos como van esas criaturas, un niño en cada mano, bajo los brazos dos sillas plegables, y colgando del hombro ese pedazo de sombrilla, a ser posible de rayas. Y se van, dejando atrás una playa normalmente con marea baja, inmensa, casi infinita, con el cielo reflejándose en los charcos y en la superficie casi sin olas, con gaviotas pasando pa completar el cuadro, y el espectáculo alucinante de los colores cambiando casa segundo.
El martes, en Chiclana, en concreto, el mundo era de color naranja.
Y claro, nos metimos en el agua... y me volví a preguntar qué hago viviendo en Sevilla.
Ese frescor salado que me rodeó, esos colores de los que yo formaba parte, esas nubes...
No había manera de salirse del agua, esa soledad, la sensación de irrealidad, el viento parao, el agua perfectamente lisa, el horizonte desaparecido, eran del mismo naranja el agua y el cielo.
Cerquita nadaba Eva, un poco mas pallá, Vittorio, sentada en la orilla, Marga, a unos cientos de metros un par de pescadores. Y la sensación era de estar completamente sumergido en un agua limpia y fresca...y solo, gozosamente solo, disfrutando de un enorme trozo del mundo, con la extraña sensación de estar flotando en el color naranja.
12 comentarios
toi -
Eres una ángel?
Vittorio -
Paseamos..bajo la atenta mirada del objetivo de la cámara de Toi, que aún no acompañando la luz del atardecer en un día excepcionalmente cubierto, enmarcó bellísimos instantes, como muy pocos como él saben hacerlo.
Luego vuelta a Sevilla, después de presentarme y conocer a unos familiares entrañables.
Gracias Toi. Gracias Enrique.
papá -
lluvia -
El Gerar -
Casta Niebla -
Pero por ahora... creo que no va a poder ser... snif snif...
toi -
Como decía Homer Simpson, yo no soy como Dios, que es ambivalente y está en todas partes. Y si no quieres que me coma esta galleta gigante hazme una señal evidente...¿no? amén, sea tu voluntad.
toi -
Para mi, que soy mas raro que una medusa amaestrada.
Me imagino que alguna vez, aunque sea pa vendernos acero laminado o para enseñarnos a fabricarlo, vendrás a España. Entonces te enseñaré el mar, mi mar.
toi -
Esos que no nombro, la Mon y el Gerar, ya se había ido, habían tirado para Sevilla después de un gñorioso día de playa y risas.
DRIVER -
No es fácil ser el jefe.
Estoy aquí en el cielo, despachando como todas las mañanas.
La mayor parte de los asuntos pendientes son quejas de usuarios.
Que si ha estallado una bombona de butano y la deflagración ha mandado a la mitad de mi familia al término municipal de Alpedrete.
Que si los políticos de mi pueblo se han largado con la pasta, y aquí no tenemos ya ni para tomarnos un cafelito.
Que si la Novena División del Señor Busch ha pasado con sus tanques por encima del cementerio del pueblo, y nos han pisado toditos nuestros muertos.
Que si un tifón en el sudeste asiático.
Soy el jefe y tengo un estrés que te rilas. Aquí, los arcángeles les dan entrada a las quejas, las archivan y cuando es su hora se piran a pasearse por su nube.
Yo me quedo trabajando hasta tarde, trato de solucionar algún asuntillo. Pero tío, hay días que se me va la olla;y empiezo a hablar sólo.
"¡Omnipotencia, omnipotencia; nosajodido la omnipotencia!".
Al atardecer ya no podía más. Creo que me hacen falta unas vacaciones.
Para distraerme he mirado hacia abajo. He visto en una playa a cuatro pardillos. Estaban sólos. Así que me he dicho: "a ver como ando de colores".
Miro la paleta y cojo el naranja. Dejo caer un poco sobre el atardecer. La cosa no queda mal. Cojo un poco más de naranja y lo derramo sobre el agua. Cojonudo. Ahora queda de vicio.
Los pardillos se emocionan.
Y yo sonrío.
Sonrío después de un día difícil.
No es fácil ser el jefe.
ATENTEMENTE: DRIVER
Casta Niebla -
Y... una vez en mi vida, sólo una vez, pude bañarme en el mar... tenía 19 años... y fue... maravilloso. Es tan diferente, tan dinámico. Claro, así es el Atlántico, helado y tormentoso; pero energizante.
Y el Pacífico, es así como su nombre. Y esa paz que transmite en las horas de soledad reconforta el agitar cotidiano de nuestra vida.
TSA -
Los bañitos en el mar regeneran las energías; de alguna manera te purifican,y en buena compañia te llenan de risas y alegrias.
Me alegro que disfrutarais.
Por cierto he visto algunas fotillos,me encanta veros!!.