La excelencia
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Sarita tenía tres años, cuando con media lengua le pidió a su madre un violín.
Fue clarividente -la madre, digo- porque le compró una miniatura de violincito para bebés, y a los seis años ya tocaba de manera sorprendentemente perfecta los conciertos de Paganini, o los endiablados de Sarasate.
A los siete se presentó (¡a los siete años!) frente a Zubin Mehta y ante Ricardo Muti, y los dos tuvieron que llamar a un cirujano para que les cerrara la boca.
A los ocho estaba grabando el dificilísimo concierto para violín de Bruch, (para EMI, nada mÁs y nada menos) y ahí empezó su andadura internacional.
De Sarah Chang, que así se llama la criatura, dejó dicho el que para mi es el mejor violinista de la historia, Yehudi Menuhin, que era "la más maravillosa, la más perfecta, la violinista más ideal que he escuchado". Tela. Marinera.
Se podría decir, con razón, que vaya suerte, que si viene de fábrica con esos extras, lo tiene más fácil.
Cierto. Pero no.
Por mi profesión he podido conocer a muchos músicos, casi todos excelentes, y puedo asegurar sin margen de error que a ninguno de ellos nadie les ha regalado nada.
Para que Javier Trigos, un poner, vuele sus prodigiosos dedos por las llaves de su clarinete ha tenido que estudiar, desde muy chiquitito, muchas cienes de cienes de horas, diarias, y ha tenido que vivir, mas solo que la una, en un cuchitril en París, porque ahí era donde estaba el tío del que le interesaba aprender, y tiene que seguir estudiando, ahora que está considerado de los mejores virtuosos del mundo... y es de Sevilla.
Y como ese podría poner muchos ejemplos. En una ocasión vi paseando, solo, por mi barrio, a un chaval que conocía porque su madre lo había llevado a mi estudio junto con sus hermanos, también estudiantes del conservatorio, para que tuvieran fotos para poder enseñar más o menos formales, porque estaban montando un trío.
Estuvimos charlando un rato y me contó la putada de infancia que había tenido, siempre estudiando para ser el mejor violinista, sin salir nunca, o ensayando para el dichoso trio... Hoy Álvaro Climent es un cotizado violinista reclamado por varias orquestas, de aquí y de fuera de España...
A eso yo le llamo la excelencia... cuando agarras un talento, y a base de esfuerzo, de trabajo, de estudio, de horas, de pasión, llegas a ser.. eso... excelente. Evidentemente, partes con ventaja si eres Cela, o Velazquez, o Moebius, o Paul Simon, o Hilario Camacho, o Sarah Chang, pero seguro que solo con ese talento no salen ni de su dormitorio.
Picasso decía que su arte se componía de un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración, y que esa inspiración siempre le pillaba trabajando.
Todos admiramos las previsibles pero bellísimas armonías de her Mozart, y nos pasmamos al saber que a los ocho años estaba componiendo Bastián y Bastiana, y los tres primeros conciertos para piano, (en realidad para clavecín) y que a los cuatro era un fantástico concertista, de clave o violín, pero no pensamos la bulla que tenía que meterle de forma peremne su señor padre, don Leopoldo, ni las escalas aburridísimas que con tres, o con cinco añitos, se pasaba el día ejecutándo esa criatura.... trabajo, trabajo, y después...trabajo. Una faena, pero no hay otra forma. Al menos para llegar a la excelencia.
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7 comentarios
Pepe tukán -
Beades Boy, tú podrías intentar aunar todas tus vocaciones en una: el hombreorquestapoetafotógrafotodoamuchomásdecienytalytalytal.
Es de ver. Josemaría Iñigo llevó una vez a un pobre tipo a su programa Directísimo (tú todavía no habías nacido, no temas) para que demostrara que él era el auténtico hombre orquesta. El fulano quiso dar el concierto inaugural y para ello pidió que se le suministrara una puerta. Sí, lo he escrito bien: una puerta. Allá que fue el friki tardofrankista, pegó la espalda a la madera y comenzó a acompañarse él automismo con los nudillos pegando acompasados porrazos en la madera (que estaba barnizada, eh). POM POM POM PORROPÓN PON CATAPÚM (esto era para cambiar el ritmo) PUM PURRÚM, mientras con la boca apretada dejaba escapar por las comisuras, ora por la izquierda ora por la derecha y a veces por el centro, una no menos acompasada sucesión en el tiempo de pedorretas, pedorretitas y pedorretillas muy bien afinadas, aunque a lo bruto, tal que así: PRR PRRRZZZFF PRFZ PRFZ PR PR PRUZZZFFF FF PR PR. De la conjunción de la boca y los nudillos salió una sinfonía pedreste no exenta de la rara virtud de lo auténtico, a veces de carácter dodecafónico, a veces mozartiano (aquí entra la rima/chiste favorita de mi padre: era mozartiano porque se comía las sardinas con las manos). Mi padre, que casualmente asistió a la retransmisión del concierto, quedó tan fascinado, que durante durante años se dedicó a sorprendernos - siempre que había una puerta a mano, nunca mejor dicho- arrancándose a golpear a compás, espalda sobre madera, entonando con habilidad y gallardía inefables lo mismito un adagio triste que una monótona sardana PAM PAM PAN PAN PAM TIRO TIRO RÍÍÍÍ TA RIRO RÍ TIRO ROOO PAN PAN PAN PAN PAMPAMPAPAPAPAPÁ.
De eso ya digo que han pasado muchos años y mi padre se jubiló lo mismo para el trabajo que para hacer música con las puertas. Como te lo cuento: lo dejó. Ahora es un servidor de usted quien continúa con la tradición familiar. No tengo mal oído, no es el caso, pero no tengo el talento suficiente para arrancar de las puertas de mi casa ni siquiera el estribillo de Jesucristo en la salita de Superestar, en la versión de Camilo 6º. Me conformo con la versión de Raphael, no menos aguerrido, pero bastante menos virtuoso, más decadente sin duda; más mórbido sin embargo. Y lo peor es que como soy o estoy soltero, la tradición que inventó mi padre por imitación televisiva interpuesta, acabará en mí, si es que no me fallan antes las manos por culpa del reuma. Es la vida. ¿Quieres que te pase el testigo? Lo puedes enriquecer con tus prendas?
Bueno, hasta luego, que me tengo que poner a ensayar. Esta noche viene mi familia de Huelva y quiero sorprenderlos con un A ver María de mi propia cosecha. No es gran cosa, pero ellos esperan mucho de mí. No los puedo decepcionar.
POM mmmmeeeeeaaaaaiiiiiiii i i i aaaaaaaaaaaa FSSSCHZZZ POM PORROM PON PRRRZZZZ PRM PRMZ POM PUMMMMMMM PARA PARA PAMMMMMM PROTOPOM
la del meme -
Irene -
¡¡¡Cómo interpreta Sarah!!!
Jesús Beades -
Bastet -
toi -
y gracias a ti
siempre
corazón de Ámbar -