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shakuhashi

Driver

Cuando en los albores del tiempo yo todavía no tenía bitácora propia solía visitar y picotear en patios ajenos.

Me gustaba.

No tenía el compromiso de decir mis cosas, solo opinaba, solo comentaba, lo que otros proponían.

Y me gustaba.

Hasta que llegó un día concreto en que se me agolparon unas cuantas cosas, unos asuntos en las teclas de mi teclado, y no terminaba de decidir en cual de las hogueras iba a hacer mis señales de humo.

Total, que encendí mi candela.

Y aquí andamos. Al menos yo pasándomelo bien, al menos yo disfrutando de amigos que me visitan, que me enriquecen.

De aquella época, el otro día, guardo el recuerdo de un misterio: ¿quién rayos será ese tal DRIVER? Siempre firmaba unos relatos alucinantes así, con mayúsculas... ATENTAMENTE DRIVER.

Lo leía en lo del Calero, y le envidiaba por eso.

Eran relatos cortos, densos, hermosos.

Hasta que un buen día, apareció por este sitio tan raro que llamamos shakuhashi, cualquiera sabe por qué (por qué apareció y por qué se llamará shakuhashi...?).

Y nos inundó de buena literatura, a pildorazos, a fogonazos, como la lluvia en verano, apasionada pero espaciada.

Y era tan humilde que hasta me pedía de vez en cuando perdón por abusar de mi espacio... como si fuera mío, como si él abusara.

El caso es que andando el tiempo el misterio cobró sólida presencia, y tuve, tuvimos, la oportunidad de conocerlo en persona en Sevilla.

Fue curioso, tanta humanidad de golpe, tanto camionero de bien de súbito, tanta bonhomía de un solo vistazo.

Es algo más que un camionero romántico con los ojos llenos de mar mediterráneo. Mucho más.

Es un lujo.

Es un amigo.

Es DRIVER.

8 comentarios

Driver para Toi -

Sabes que cuando tengas problemas con la parca, para montar una carpa, o simplemente para a-parca-r;puedes contar con el camionero que juega con letras.
Los amigos son para cuando no se tiene razón.

toi -

Grande tú, Irene.
Por cierto, no se si habrás visto a Gary Burton en el Central.
Yo me lo he perdido.

Rocio, ese año y medio se tiene que convertir en al menos veinte.

Driver, cuando la Parca vio lo que le hiciste a uno de sus coches, se rumorea que te tuvo miedo ese día.

Irene -

Grande Toi.

Grande Driver.


adalcuore -

qué bonito, sí, y qué bien explicado todo. Lo grande es que todo encaja: yo también abrí mi blog por lo mismo. Hace un año y medio. Y que siga.

Angeles y demonios -

Otra de las cosas que he aprendido observando a mi amigo Toi, es “que le den morcilla a la intimidad”.
Me explico: está claro que tus pequeñas historias de cada día, le importa un carajo al mundo mundial; pero por aquí suena el flautín japonés ése. Y tal vez, sólo tal vez, sea el sonido de una evocación.
La evocación que provocan las historias de tu gente.



ANGELES Y DEMONIOS

El miércoles pasado operaron a mi hija Sara.
La pequeña tiene seis años. Las pasé bien putas. Gracias a Dios todo salió bien. Bueno, todo no….; alguien tiene que ir urgentemente al taller. Urgentemente.
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Nunca he creído en los ángeles. Esos seres asexuados, con careto de querubines, emplumadas alas y corporeidad antigravitatoria, no son de este mundo. Ni nadie los ha visto.
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Miércoles cuatro de la tarde. Entro con Sarita y su madre al hospital Nuestra Señora de América, en los madriles. Para operarla hay que firmar un documento que te viene a decir, que si la niña se va de este mundo, tu único derecho es enterrarla. Así de crudo.
Como no tienes otra opción, firmas el papel. El anestesista te pregunta el peso de la niña. Intentas entrar en el quirófano, y te dicen que nones. Así que se llevan a tu hija del alma, y tú te quedas bien jodido en un pasillo. Esperando y rezando.
Bajas a la cafetería y los ves a la primera. En esos momentos de la vida, en que cada minuto es un año, tu atención se dispara y no se te escapa ni una.
Son cuatro, ocupan la mesa del fondo, junto a la salida de emergencia.
Son los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. A saber: la muerte, el hambre, la peste y la guerra. Hoy se han disfrazado de conductores de coches fúnebres. Están en el hospital porque es su trabajo. Transportar fiambres.
Me acojono más de lo que ya estoy. Subo corriendo siete pisos. Pregunto por la doctora Alonso. Se está preparando para la operación. Me salto el control y consigo hablar con ella.
-¡Doctora, están ahí, son cuatro!
-Lo sé, siempre están ahí.
-¿Pero qué puedo hacer?
-Señor, no puede usted hacer nada.

Y te vas, y vuelves al pasillo, y lloras como un niño, y deseas que la doctora Alonso sea un ser humano feliz, y que anoche haya hecho el amor con su pareja hasta la extenuación, y que hoy sea un día muy lúcido para ella, y que no le tiemble el pulso, y que el anestesista no la cague.

Y te quedas, de pie, en un pasillo. Con cara de gilipichis.

Así que no puedo hacer nada…, de eso nada monada.
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Me bajo al parking. Desengancho la cabeza tractora de mi trailer. Maniobro marcha atrás hacia la salida del mortuorio. Saco todas las cadenas que tengo para conducir con nieve. Las armo, una tras otra, hasta formar un tirante de diez metros. Engancho un punta al eje trasero de mi Volvo. El otro extremo al eje delantero del mercedes del servicio funerario. Bien sujeto.
Arranco el motor. Sin moverme subo revoluciones. Llego a las cinco mil. Piso embrague. Engrano segunda con reductora.
Respiro, pienso en mi hija y levanto bruscamente el pie del embrague.
Los neumáticos de mi Volvo rasgan el alquitrán. Se forma un nube azul. Salgo disparado. Me siguen mis cadenas y el eje delantero de un mercedes.
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Hoy ese coche no se mueve ni de coña.

Aparco donde puedo. Subo a planta. Espero y desespero.

A las ocho de la tarde sale la doctora Alonso. Está sudando. No sé lo que cobrará la señora, pero hoy me parece que se ha ganado el sueldo.
Me dice que la niña está bien, que no me preocupe.
Yo la abrazo, le doy dos besos y rompo a llorar como un magdaleno
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Nunca he creído en los ángeles. Esos seres asexuados, con careto de querubines, emplumadas alas y corporeidad antigravitatoria, no son de este mundo.
Pero se que al menos existe uno.
La doctora Alonso.

Con unas alas blancas, rasgando el horizonte.

ATENTAMENTE. DRIVER.

toi -

Fe de erratas: donde dice choleno debe decir, claro, chileno.

toi -

gracias Casta Niebla.
Hoy he cenado, depués de asistir maravillado a un concierto suyo, con Marcelo de la Puebla, guitarrista choleno del que hablé no hace mucho.
Y era un placer escucharle con ese acento, tan distinto del argentino, pero a la vez tan parecido, tan suramericano, tan italiano, tan poco español, tan musical,
Y en algunos momentos me acordaba de vos.

Casta Niebla -

QUE BONITO!!!!!!!!
:) Y no me sale más para decir... pero que bonito!!!!
Grande Toi.