Todo es nada. Y menos que nada.
En puridad, todo es nada.
Si nos ponemos materiales, no vamos a tener mas remedio que ponernos terrestres, en el Universo hay mas nada que no-nada.
Los átomos tienen más huecos que protones o electrones. Nos podemos imaginar al núcleo de un átomo cualquiera, el más simple, el del Hidrógeno, uno y uno, menos es imposible... pués para hacernos una idea, el protón estaría en el medio de la Catedral de Sevilla, y sería del tamaño del ojo de un mosquito, mientras el electrón andaría dando vueltas alocadas por los tejados de la catedral, a una velocidad próxima a la de la luz. Además, el núcleo, esa puntita de alfiler, pesaría cientos de millones de veces mas que toda la catedral de Sevilla y san Pedro de Roma juntos. Misterios extraordinariamente misteriosos.
Bueno, pues de resultas que esos huecos y esas pequeñíiiiiiisimas partículas son los ladrillos de los que estamos hechos.
Se da otra muy curiosa circunstancia, que este universo, que es el que conocemos, nada toca a nada. Es imposible que un átomo llegue realmente a tocar a otro átomo. Ronean, se miran, se acercan, echan un tiento, pero lo que se dice tocarse, de verdad meterse mano, jamás.
Para hacerse una idea, solo hay que recordar lo que cuesta (cuando se consigue) que dos imanes se junten por polos del mismo signo.
Es posible que cuando a un paracaidista no se le abra el paracaidas principal, y de mientras se acuerda y no de si era la anilla B o la C la que había que jalar para que se abra, de una puta vez, el paracaidas secundario, pues que no se crea mucho eso de que los cuerpos en realidad no se tocan, acordándose del Coyote haciendo boquetes en los desfiladeros del Colorado mientras ve como se le escapa, bip bip, siempre el repelente correcaminos... o a lo mejor nuestro paracaidista se acuerda de un huevo fresco cayéndose al suelo de la cocina, de las cosas más antipáticas que te pueden pasar en la cocina.... pero lo cierto y verdad es que son fuerzas electromagnéticas las que actúan, las que hacen que todo ocurra, aunque las llamemos fuerzas mecánicas, o lo llamemos rozamiento y coeficiente de fricción, o mecánica de fluidos... todo una entelequia, porque no es más que magnetismo entre átomos, energía atómica, osea. Imanes. Solo imanes. Es lo que somos, lo que todo es.
Imanes.
Como decía Serrat, nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio.
Entonces, vamos a ver, qué pasa cuando esta mañana, muy tempranito, con un maravilloso tono gris en el cielo, con el verde de la grama brillando de humedad, se me ha inflado el pecho, mientras en silencio, delicioso silencio, me he tomado un café humeante al ladito de Marga.
O que ocurre cuando no puedo dejar de mirar unas hojas de buganvilla (lo que llamamos flores de buganvilla en realidad son hojas, la florecilla, la pobre, es una porquería) iluminada por un rayito de sol, mientras el resto del mundo permanece oscuro, bajo el nublado que nos envuelve.
Santa Teresa lo enfocó desde su místico punto de vista: Fatígase del tiempo en que miró puntos de honra y en el engaño que traía de creer que era honra lo que el mundo llama honra; ve que es grandísima mentira y que todos andamos en ella; entiende que la verdadera honra no es mentirosa, sino verdadera, teniendo en algo lo que es algo, y lo que no es nada tenerlo en nonada, pues todo es nada y menos que nada lo que se acaba y no contenta a Dios.
Es curioso que esto lo dejó escrito hace la pila de años, de siglos, pero es que sigue vigente.
Pero a mi me gustaría enfocarlo de una manera mas difícil, sin nombrar a Dios, aunque siempre me sobrevuele. Por eso me gusta hablar de la poesía, de la belleza, del idioma de los ángeles -la música- de lo verdadero que es lo bello, y, como dice Suso, de lo bello que es lo verdadero (aunque, como he repetido antes por esta bitácora, para señalar dónde se esconde ese bello o ese verdadero usemos a ese mentiroso llamado ARTE)...
Es algo que en mi tierna y remota juventud quise aprender de Tolkien, fervoroso católico, enamorado apasionado del Creador, pero que no lo nombra ni una sola vez en su producción literaria, aunque siempre Lo esté entreverado entre sus líneas, estando sin estar.
Por eso sostengo que además de esos huecos, de esas partículas, de esas energías inmensas, (ceniza a la ceniza), por encima de todo eso, hay algo llamado espíritu, una grieta por las que nos escapamos del barro que es todo eso, el barro que está conformado por todos esos protones, partículas quánticas, valencias, ácidos, bases, benceno, aminoácidos, proteinas, carbonohidratos, qué se yo, que siempre suspendía en química.... una grieta por la que salimos volando hacia el infinito, algo que nos hace sonreir cuando una simple brisa nos acaricia la cara.
Ponedle el nombre que queráis.
Yo le llamaré ser un ser humano. Simplemente.
49 comentarios
toi -
cinco palabras que encierran toda la nostalgia
Friver, ni puto caso, hacemos la turné y las recogemos a todas, argentina incluida
aunque me he enterdo que ahora un poco ocupada...
Driver for Irene -
Recojo primero a Casta, y luego pasamos por tí.
Que Dios nos perdone, pues los humanos, no creo que lo hagan.
Un abrazo. Driver.
Irene for Basket -
Irene for Driver -
Bastet for Irene -
Y el 14 Jonh Scofield.
Zenquiu verimach.
Driver for Irene -
A por Casta voy a Buenos Aires.
¿Y a por tí, dónde voy?
¿Y a por tí, dónde vamos?
Irene -
Está claro que este blog está sobre todo lleno de oxígeno, está vivísimo.
Pd.- Si se puede pedir pediría que Toi haga fotos del "encuentro" y nos haga un video.
Otra cosilla pa quien le interese: el 15 de noviembre dará un concierto en el Teatro Central Gary Burton, el vibrafonista de jazz que mencioné en mi comentario.
Casta Niebla -
Driver for Casta -
Sale un vuelo de Air Plus el 9/11/07.
Tráete arena, que vamos a hacer castillos.
Un beso. Driver.
Casta Niebla -
Recién puedo ponerme a leer el blog y hay miles de comentarios!!!!!!!!!
Bueno, pobre electrón!!!!!! Pero no te aflijas... ya vendrán tiempos mejores.
Como es eso de que todo el mundo va para Sevilla? Y yo acá... del otro lado del océano!!!!!!!
Ah... y... jejejeje. Mis IP siempre cambian!!!!!! (eso es bueno ;) )
Bastet for TSA and Fray-le -
T'estim.
(Y a ti también, Fray-le de mi corazón. Que manía con pensar que el hábito hace al monge, con lo poco mongil que tu eres, jejeje).
Esto ya no es un blog, Toi, esto es un cachondeo en toda regla...jeje.
Ala, a dormir tol mundo que mañana hay que trabajá.
Fray-le sin querer llevar la contraria a Driver -
siento llevarte la contraria,
lo he pasado hasta mal leyendolo (en serio).
Driver a TSA con permiso del JEFE -
No pasa un sólo día que no lo añore.
El Mediterráneo.
Atentamente. Driver.
Bastet for Driver -
Prometo a cambio devolverte el honor de tu cuento "como mínimo" con unas fantásticas "appelsiner of Brenes".
Esperaré con impaciencia las señales de humo previas al dia 10 por parte del GRAN JEFE TOI.
¿Que que me gusta? puffffff tantas cosas, como pocas consigo abarcar. En general las cosas simples... Perder mucho el tiempo. Fantasear. Mi espacio. A veces compartir mi espacio. A veces no compartirlo. La manera de estar de los gatos. La música. El Mar. Estar con la gente que quiero. Y reirme, sobretodo esto último.
Besos eléctricos de una neutrina.
TSA a Driver con permiso de Toi -
Mediterráneo? -
Por Dios, no me provoqueis que sigo escribiendo y acabamos en el mar.........
Era miércoles, día de carrera. Anochecía y Manolo no aparecía.
Las diez y media y mi amigo no llega.
Pruden esperó hasta las once menos cuarto, y entonces sólo entonces, rompío a llorar.
La ferretería familiar había sido liquidada hacía tres años, y en su lugar hoy se levantaba una pizzería propiedad de una multinacional.
Pruden había tenido suerte, y gracias a su rapidez al responder a un anuncio de prensa, consiguió un puesto de trabajo cono vendedor en la sección de ferretería del Corte Inglés de Princesa, en Madrid.
Tres años vendiendo. Había vendido quince veces su base de cotización en los últimos veinte días. Vendía al contado, con tarjeta de crédito, con tarjeta de fidelización, con super-cortyus. Vendía tirafondos a los jóvenes que montaban su primera vivienda. Vendía complementos de coche, tan imprescindibles como recambios de cargadores para aerosoles perfumados. Vendía rápida y asépticamente.
..
Nadie te pregunta por tu amigo muerto. Vas al jefe de personal, le entregas tus partes de baja por accidente, firmas la hoja rosa y te pones a trabajar. Nadie te pregunta por tu amigo muerto. La vida sigue.
Todo empezó a la hora de la comida. En su turno al Pruden le daban cincuenta y cinco minutos para almorzar. Justo para bajar a la cafetería de la calle Alberto Aguilera y pedirse un plato combinado. Pruden no podía dejar de pensar en Manolo.
Aquel día no tenía mucha hambre; un refresco de cola, un sandwich y un café. Mucha cafeína para un hombre perdido. Volvió a trabajar. Su estado de ánimo era confuso. Trataba de no pensar, y pensaba a la vez.
Sobre la cinco menos cuarto, a esa indeterminada hora en la que un contacto humano se puede convertir en una profecía en medio de una larga jornada, un abuelo se dirigió al Pruden y le pidió quince metros de cuerda de cáñamo.
- Joven: que la cuerda esté bien seca.
- Señor: sólo tenemos cuerda de nylon.
- ¡Cómo, que no tienen cáñamo?, pues qué pena.
De todas las palabras que el abuelo podía haber empleado eligió aquella que al Pruden le iba a procurar un estado de nitidez extrema: pena.
El Pruden se quedó absorto; le vino la imagen de pequeño, despachando cuerda en la ferretería de su padre, se vio a sí mismo vestido de vendedor del Corte Inglés, y repitió la última palabra que el abuelo pronunció antes de marcharse: pena.
Estado de gracia. Estado de nitidez extrema. Dicen que antes de morir ves pasar tu vida a una toda velocidad, para al final estrellarte contra una luz brillante, muy brillante.
Pruden veía pasar su vida a toda velocidad, pero la única luz brillante que veía era la del cartel luminoso de oferta quincenal que anunciaba un kit de bricolaje.
El resumen era nada. Nada era su resumen. Manolo se resumió para siempre de la forma más estúpida. La ferretería familiar estaba definitivamente resumida.
Un insoportable sudor frío empezó a recorrer su cuerpo. La cafeína y la palabra pena empezaron a actuar en la base de su hipotálamo, activando resortes ancestrales que estaban dormidos desde el principio de su existencia.
La señal empezó a emitirse de forma suave sobre las seis y cuarto: agua, agua.
Al principio era la sensación de una piedrecita que se eleva y cae en una charca. Se eleva y plim cae en una charca.
A las siete la sensación se convirtió en un pedrusco enorme, un enorme pedrusco que cae desde un acantilado y splom, se abate grandilocuente en el mar, para inmediatamente producir una ola azul.
Pruden sufrió una minoración del sentido auditivo. Su hipotálamo decidió mandar una señal al lado izquierdo del cerebro, y no oía nada. Eso sí, el sentido de la vista se le agudizó de manera espectacular. Conforme el sudor frío dominaba su cuerpo, los perfiles de los objetos se le presentaban nítidos y de colores brillantes.
Veía como sus zapatos brillantes y negros se dirigían a la salida del centro comercial.
Observó el gentío que había en la estación del metropolitano, sin poder oir el ruído que provocó el tren al llegar a la estación de Argüelles.
Al salir del metro sólo percibió las caras de los transeúntes; sus conversaciones eran inaudibles.
Vió como al llegar a casa sus manos garabateaban una apresurada nota de despedida.
Observó su mano alzarse en el Paseo de las Delicias cuando paró el taxi.
Sus labios pronunciaron una frase inaudible para Pruden pero que significó un brusco arranque del taxista y un recorrido apresurado a través de las arterias de la gran ciudad.
Llegó a un impresionante edificio lleno de luces y cristales, donde el gentío se apresuraba de un lado para otro.
Estaba enfrente de un mostrador; una amable señorita le expreso su deseo de ayudarle, y no se sabe muy bien cómo, acabó con una tarjeta de embarque en la mano, mientras sus pies buscaban la gate treinta y dos.
Se metió dentro de una enorme máquina que seguramente hizo un derroche de decibelios cuando encendió los motores, pero el Pruden estaba como estuvo una vez el Pintor Goya, sordo como una tapia y con la mente llena de monstruosos colores.
Al cabo de una hora la máquina se detuvo el Pruden se dio cuenta porque el paisaje había dejado de moverse y al fondo vió otro edificio lleno de luces y colores, muy parecido al primero pero más pequeño, donde un cartel azul decía Eivissa.
Pruden salió de aquel edificio, y su hipotálamo volvió a mandarle el mensaje de la piedrecita. Esta vez de forma mucho más intensa, casi dolorosa.
Caminó durante una hora. Vio sus zapatos negros atavesando distintos tipos de pavimentos. Al bajar de la máquina: el asfalto de la pista. Al llegar a la terminal: el marmol rojo Alicante. Al atravesar el paso de cebra: la pintura blanca. Al recorrer una urbanización: la zona ajardinada con césped verde. Luego empezaron los caminos. Caminito de gravilla pequeña. Camino de polvo. Camino de tierra. Y por fin
Sus zapatos negros estaban pisando una sábana de mullida arena.
Prudencio se desabrochó la camisa de forma solemne, con la misma solemnidad que los toreros se la abrochan antes de la faena.
Dobló cuidadosamente la camisa y la dejó encima de un matorral. Ala camisa le siguió el resto de la ropa hasta que quedó completamente desnudo.
Avanzó hasta la línea de playa.
Cerró los ojos y se dejó caer al Mediterráneo.
Inmediatamente se produjo una enorme ola azul.
Fue entonces y solo entonces cuando recuperó la audición.
Lo primero que oía en seis horas. El sonido de las olas.
Atentamente. Driver agotado.
TSA a Toi y a quien se apunte -
Reailia -
De nuevo Driver, gracias por tus cuentos-tesoros, son un auténtico lujazo
Driver for Fray-lee -
Como sé que no te va a gustar, te lo mando para que te chinches. Y así me puedas decir eso que estás deseando: ¡Driver, eres un manta!. Inténta decirlo en voz alta al final de la lectura. Relaja bastante.
CAPITULO SEGUNDO: LA MAQUINA.
Manolo acelera, que la máquina responde.
Eso es todo lo que el Pruden era capaz de recordar.
Después sólo un interminable silencio. Un pausado estar. Una nada.
Trató de incorporarse, pero su cuerpo no le respondía. Desde aquellos matorrales de la nacional cuatro, lo único que se veía era un campo de trigo verde. Trigo verde.
Decidió cerrar los ojos y dejarse llevar. Las fuerzas eran escasas, así que trató de hacerse una idea de la situación. Se tocó las piernas, allí estaban ambas las dos. Se tocó los brazos, algo magullados, dos cruces, correcto. La espalda, abrasado el mono de cuero, ardía entre Valdepeñas y el otro pueblo, el otro pueblo que estaba después de Valdepeñas, que no me acuerdo, que la cabeza me estalla.
No oía a Manolo, para nada.
Le llevaron al hospital provincial de Ciudad Real. Blanco Insalud.
Odiaba aquel olor a medicamento y gasas esterilizadas. Esa extraña mezcla de tiempos estancados e informes ilegibles que componen la atmósfera básica de los centros hospitalarios.
El tiempo no se mueve, los informes son ilegibles. Poli qué, politrauma, politransa, poliglucitos; a esa gente se le había olvidado escribir en un inderterminado momento de una guardia.
El gotelet del techo de la habitación del Pruden tenía tres mil cuatrocientos cuatro puntitos. Habían puntitos grandes y pequeños, agrupados por tamaño y disposición; estaban los puntitos rebeldes de las esquinas, estaban también los puntitos anónimos junto a las cortinas, una zona sin puntitos, y un par de montañitas de puntitos. Trató de imaginarse al pintor que hizo aquella chapuza de trabajo. Manolo acábate esa habitación pronto que hoy es viernes y nos vamos a la una. Vamos Manolo, no te duermas que vamos por metros. Y los puntitos salían de la máquina del gotelet a toda prisa, sin orden ni concierto.
Pruden no preguntaba. Mejor no preguntar.
Las íes del Insalud estaban en todas partes. Alguien se había comprado un completo juego de tampones de todos los tamaños, y se había pasado un mes entero tamponeándolo todo. Una sábana, plás una i grande. Una toalla, plás una i pequeña. Una pastilla de jabón, plum una micro i. El papel higiénico no, eso no.
Nadie le quería decir nada, a nadie le pagaban lo suficiente para decirle a Pruden que el Manolo salió despedido de la moto y fue a parar contra el guardaraíl de chapa de acero galvanizado. Ni casco, ni hostias.
Las enfermeras del hospital provincial de Ciudad Real son de Socuéllamos; mientras sus padres trabajaban la vid y sus madres criaban a los pequeños, ellas estudiaron en la Escuela de Enfermería de La Complutense, besaban a sus novios los miércoles en los cine de barrio, sagrado día del espectador; y una vez en una fiesta en un piso de estudiantes se quedaron a dormir con Manolo, que las hizo muy felices el cabrón de mi amigo Manolo.
Los padres del Pruden estaban en la misma habitación del hospital, sentados en el sillón de escai, menuda suerte Pruden, menuda suerte que has tenido.
Manolo salía a correr con el Pruden los miércoles y los viernes. Vamos Pruden que nos vamos. Bajaban el parque del barrio. Subían por la avenida de Pí y Margall. Se dejaban rodar por las veredilllas. Y al final, para divertirse, las escaleras de la calle de curtidores, subiendo los peldaños de a dos, tipo Roqui Balboa. Menudo tío el Roqui Balboa. Vamos Pruden, vamos, no te pares.
El fisioterapeuta del hospital provincial de Ciudad Real se llamaba Andrés, estaba completamente calvo y nunca había dormido con una enfermera de Socuéllamos en un piso de estudiantes, como mi amigo Manolo, que él sí que sí.
El calvo le puso al Pruden un collarín y varías muñequeras de esas que son tobilleras, muñequeras y no sé que más.
Los padres del Pruden se despidieron de los médicos con el respeto ancestral con el que un currante de toda la vida se despide de un médico de toda la vida. Gracias señor doctor. Gracias doctor. Y enfatizaban lo de doctor, igual, igualito que en la serie Centro Médico. Mamá corre que empieza la serie. Y la madre dejaba los cacharros en remojo y se ponía a ver la serie. Mira, mira, los señores doctores.
Cuando llegaron a Madrid la grúa había dejado la máquina en el taller de Manolo. Bueno, en el taller no, en la puerta del taller, porque el taller estaba cerrado.
Pruden se había pasado tres años y medio ahorrando para comprarse la Bultaco. Que el Manolo le dijo que era una buena máquina. Que no te preocupes, que si un mes no puedes con la letra, yo te ayudo.
Esos eran amigos de verdad. Que un día te veían en la discoteca del barrio con unos de Coslada que estaban vacilando a tu hermana y el Manolo que era bajito el tío, le echaba un par y allí se iba y les decía mira tú que ésa es la hermana de mi amigo Pruden y tu eres un hijo de puta, y claro los de Coslada se mosqueban y le dejaron la cara al Manolo echa un guante.
Una curva, una simple curva y la Bultaco, el Manolo, el correr, el Roqui Balboa, la llave de bujías del taller de mi amigo y todo el mundo del Pruden, se resumían en un deforme conjunto de acero retorcido donde lo único que no estaba retorcido era una pegatina del Atleti de Madrid, que con sus barras roji-blancas, perfectamente verticales, destacaban en el trágico conjunto deforme.
El Pruden hizo un par de llamadas. Al rato apareció un colega del barrio con una furgoneta que cargaron la chatarra y se la llevaron a la fundición en la carretera de Colmenar.
El cielo se había ido y en su lugar Aceralia había levantado una planta de reciclaje, donde las chatarras eran fundidas en un horno Beissmer a mil ochocientos y cuatro grados Celsius.
Pruden y su colega del barrio bajaron la Bultaco. Una grúa enorme la cargó en el contenedor número uve veintitrés. La gigantesca cinta transportadora elevó el contenedor a diecisiete metros. El conjunto de poleas Kinsmeïer lograron elevar el contenedor, sacarlo de la cinta transportadora, girarlo y volcar su contenido en el horno de la fundición.
El encargado de la oficina le dio al Pruden una hojita amarilla con una historia de algo de un Consejería que decía no sé qué de la política de reciclaje y de las Directivas Comunitarias armonizadas.
Así que el Pruden se volvió a casa, se dio una ducha fría para quitarse el calor de la fundición, guardó la hoja amarilla en un sobre blanco, donde escribió con un rotulador rojo: la máquina; guardó el sobre en un cajón y se sentó a esperar delante de la ventana.
Aquel barrio periférico de Madrid estaba pintado de cemento. Cada esquina había sido pintada con pintura al cemento. Cemento gris.
Era miércoles. Manolo no tardaría en llegar con su camiseta adidas comprada a un negro en el rastro. Mira Pruden adidas de Alemania, con esto se corre de la hostia.
Era miercoles, día de carrera. Anochecía y Manolo no aparecía.
Las diez y media y mi amigo no llega.
Pruden esperó hasta las once menos cuarto, y entonces sólo entonces, rompío a llorar.
Atentamente. Driver.
Laco -
¿son necesarias?
No recomiendo el segundo libro, que he puesto al principio de este post para aquellas almas demasiado sensibles.
De Driver for Fray-le -
Lo de la albañilería en bruto creo que no me va a motivar; pero lo de volar...
Eso sí.
Os prometo relato volador.
Me gustan los retos.
Si no te gusta, mejor.
Así me obligarás a repetirlo.
Besos magnéticos.
Atentamente. Driver.
De Fray-le para Driver -
Lo siento. He caído en el fácil recurso de la polémica y la crispación, quizás por celos (están todas las niñas del glog pendiente de ti, es broma), por que me encuentro en un punto indeterminado de la A-66 dándome un "voltio", por tener un día raro con mis enlaces iónicos o que se yo.
Después de hablar con Toi y no colgarme el teléfono, he recapacitado y me gusta el cuento un poquito.
En cuanto a tu reto para mí es un privilegio, decirte, que me encanta la albañilería a lo bruto y enlucir paredes, me relaja. Otra cosa, hace tiempo soñaba que volaba, pero volaba por encima de las farolas, de las cúpulas y de los árboles,... pero hace tiempo que no, será la edad? hace poco alguien me dijo, que cuando empezamos a parecernos a nuestros padres es que nos estamos haciendo viejos, bueno pues eso.
Driver for Bastet -
Pero dime lo que te gusta.
¡Electrones a parte, claro!
Besos electromágnéticos.
Atentamente.Driver.
Bastet -
:))
toi -
podríamos convocar esta vez la reunión en el mediterráneo, que Sevilla está ya muy vista, y así ponemos en orden los neutrones.
toi -
toi -
mi querida Bastet creo que también sabe quién es fray-le...a que sí... luego nos llamamos y te digo si aciertas.
toi -
Genial, as always, Driver.
toi -
toi -
toi -
Como bien dices, hay besos que las partículas subquark nunca podrán delimitar.
toi mojándose la cara con la lluvia -
Driver for Fray-le -
Si eres amigo de Toi, no tienes peligro y la cabeza muy bien amueblada, te lanzo un reto.
Dime qué te gusta más de todo lo que te gusta más.
Dime el tono que te gusta(jocoso, serio, otros tonos).
Yo te regalo un cuento.
Saludos. Driver.
toi -
eres un pozo de sabiduría y de datos muy bien traidos.
toi -
por las IP he averiguado quién es.
Me lo guardo.
Es un ser humano de múltiples personalidades y amigo mío. Esta de frayle es nueva, pero intuía que era él (o ella...) según la personalidad que adopte es bueno , malo o perverso, pero no hay peligro, tiene la cabeza muy bien amueblada, solo que de vez en cuando le gusta ser travieso (traviesa....?)
toi -
respetando cualquier opinión, evidentemente, creo que la respetaría mucho más si la entendiera
¿a qué te refieres?
creo que todos, todos, los comentarios de esta entrada son magníficos, incluso geniales, todos.
En fin. Bienvenido fray-le, aun sin captarte.
lo que no quiere decir que si me lo explicas, si quieres, podría incluso estar contigo, aunque creo que no.
TSA -
Será cuestión de convocar una reunión también con los neutrones y sincronizar los átomos.
Junkidriko -
Cierras los ojos y sonríes, porque eres humano.
Driver for Fray-le -
Pero todo lo que le escribo a Toi es con seriedad, respeto y cariño; mucho cariño.
Atentamente. Driver.
Y por supuesto con su permiso
Fray-le -
Bastet -
(Te ha quedao bonito hoy el cuento ¡eh!)
:)
lluvia -
El electrón envidioso. -
Soy un simple electrón envidioso.
Estoy aquí roneando alrededor de mi colega el protón. Ambos dos formamos un simple átomo de hidrógeno. Alguien nos encadenó en un aminoácido, que junto a otros átomos de carbono y oxígeno, conformamos la comisura de los labios de una bella mujer.
Llevo toda la mañana dando vueltas alrededor de mi socio el protón (echamos más horas que el wolframio de las bombillas de la Feria de Sevilla).
Al atardecer hemos sentido un profundo estertor. Como una extraña sacudida.
El neutrón del átomo de oxígeno más próximo, que es un poco cotilla, nos ha dicho que la bella dama había juntado sus labios con los de otro ser humano, y que los niveles de testosterona, se habían elevado al cielo.
Y yo aquí dando vueltas como un gilipichis. Sin poder irme de marcha con mi socio el protón, sin ni poder rozarme con aquel neutrino que me mola, sin besar al átomo de carbono, que menudas curvas tiene el átomo de carbono.
Y mientras tanto los humanos rozándose todo el día, o sintiendo que se rozan; y luego van y escuchan música celestial, o sienten que escuchan música celestial; y los peores, los peores son los que sienten la belleza, o mejor dicho, que sienten que sienten la belleza.
Y yo aquí, dando vueltas. Más sólo que la una.
Realmente todo es nada.Y menos que nada.
¡Cómo os envidio!
Atentamente. Electrón desconsolado.
jesús Beades -
suso -
No somos malos o buenos, también podemos ser bellos o feos ...o desordenados y ordenados...¡Qué rica puede ser la vida fuera de las ideologías!
Sil -
La idea de una materia minúscula y vibrante constituída en su mayor parte de vacío no debería ser algo preocupante: nadie se ha muerto de Principio de Incertidumbre de Heisenberg, ni de un ataque de Metafísica aguda.
Y estoy de acuerdo en que existen cosas en la otra dirección del espectro que la ciencia no podrá abarcar nunca (espero).
Pippino Pescatore -
Salut, kamarrada.
lluvia -
Laco -
Todo esto no significa que, por ejemplo la poesía y la belleza puedan, algún día, perderse, dejar de existir, como Richard Dawkins así lo afirma en Destejiendo el arco iris.
Por otro lado, este mismo autor en El espejismo de Dios hace un balance de lo bueno y lo malo de la creencia en Dios en todas las religiones y épocas.