Que curiosos son los genes.
En Venecia me llamó la atención que no sonara Vivaldi por las calles, ni Benedetto Marcello, y no se lo dije a nadie, pero es una parida que pensé consciente de que en el fondo es eso, una parida. Pero es que lo echaba de menos.
Julia nos ha mandado una postal desde París en blanco y negro, preciosa, y en ella comenta algo parecido: es curioso que uno anda por París y no suenan acordeones ni Edith Piaf canta la vie en rose...
(La foto de arriba no es la postal de la que hablo, ésta es de Julia. Mira que es dificil hacer una foto bonita de un sitio como la torre Eiffel, que la tenemos atornillada en el subconciente. Me encanta).
La vida en rosa. Como no se francés solo me puedo imaginar de qué va letra. Tampoco hay muchas opciones. La vida en rosa, poco más.
Nunca he estado muy de acuerdo con eso de que una canción no está completa hasta que entiendas la letra. A veces son tan simples, y hasta estúpidas, como en el caso de los Beatles, que es mejor quedarte solo con las armonías vocales y disfrutar de la música pura. Me pasa con la música irlandesa, especialmente cuando cantan en gaélico, claro. Si entiendo regular el español cómo voy a entender el irlandés. Solo se lo que es Mnà na hEireann: Mújeres de Irlanda. Y ya está.
Siguiendo con los genes, me encanta que Teresa haya aprobado el teórico a la primera, con cero fallos. Yo hice lo mismo, pero espero que no se parezca también a mi aparcando, habilidad que hizo que suspendiera cuatro veces seguidas el práctico.... hace treinta y dos años.
En lo que no se acerca a mi es en que ha sido la mejor de su carrerra. Y su proyecto haya sido selccionado para representar a su Escuela en un concurso nacional.
Julia también fue la mejor de la Facultad de Traducción de Granada. En fin.
Hoy un profesor de Celia le ha pedido que se sentara en su mesa, la del profesor, a mirar unas fotos que éste había hecho en Alemania, para que mi niña le aconsejara cuáles le parecía que merecían la pena, y que cómo las corregiría ella... de hecho gana todos los concursos de fotos a los que se presenta, y también gana el premio a la mejor actriz de una certamen de teatro de todos los institutos de la provincia... certamen en donde Juan ganó el premio al mejor actor. En fin. A esta alturas el nivel de babas me llega a las rodillas.
La manera milagrosa con que Juan maneja el lápiz me recuerda, levemente, a cómo me gustaba con su edad dibujar a mi. Y ahí se acaban los parecidos, en las intenciones. Lo que hace Giovanni en sus folios es algo con lo que yo no podría siquiera soñar.
Y mi Javi acaba de llegar de Madrid, de un viaje de estudios muy peculiar. Está terminando Audiovisuales y ha ido con su clase a ver estudios de grabación, de edición, y a ver la producción de Gran Hermano, esa deleznable droga dura, pero que según me cuenta tiene un nivel de producción altísimo, y de profesionalidad. De hecho consiguen lo que quieren año tras año, y van ocho.
Para asistir a la grabación y poder estudiar desde el backstage el proceso, les han dejado deambular, e incluso si querían se podían sentar entre el público. Y mi Javi, que en cuatro día había dormido seis horas (no he preguntado detalles) pues se quedó dormido, y los capullazos de producción no paraban de enfocarlo... ¡y emitirlo!
El resultado es que ya lo han sacado en Se Lo Que Hicisteis, el Ángel Martín y la Patricia Conde, dos veces, y me imagino que después vendrán los demás programas de zapping. Ese es mi niño... cuajao en un plató de televisión, roncando.
Parece que me dejo a Lino, pero es que en esa criatura, a pesar de que dicen que yo era exactamente como él a su edad, no le encuentro parecido conmigo: toca la guitarra de fábula, carece de pudor y se viste como le da la gana, está en un grupo de rock, está estudiando Filosofía, y encuentra tiempo para estudiar japonés también. Si yo con 18 años hubiera sido la décima parte de responsable de lo que es él (en realidad que cualquiera de los seis), mi vida hubiera tenido otro rumbo. Seguro.
No hay duda... ya que hablo de genes: menos mal que los de Marga acudieron en auxilio de mis niños y salen más a ella.
Excepto en pequeños detalles anecdóticos, se van librando de parecerse a su padre, a su puñetero padre. Menos mal.
...
Mañana por la noche en lo de Calero nos vamos a reunir unos cuantos. Va a faltar gente que me encantaría que viniera, pero está bien, porque así podremos escucharnos mejor, que cuando se cruzan muchas conversaciones se acaban mezclando. Intento consolarme. Lo que sí que me muero de ganas es de conocer a personas que ya me son entrañables, sin saber el color de sus ojos, aun.
Es un hecho que voy a dejar mancillada para siempre la historia del Mítico Café, pero no voy a renunciar, a pesar del miedo escénico, a pesar de ser consciente de que posiblemente sea el peor cantante de la historia de la Humanidad.
Pero no es para triunfar para lo que voy a cantar mañana. Desde luego que no.